23 de noviembre de 2011

Los costos de nuestra guerra

Comparto un articulito que me publicaron en el diario AM

En México, la política represiva contra las drogas comenzó hace varias décadas.
A partir de este sexenio, el gobierno federal emprendió un combate frontal sin
precedentes utilizando al ejército y a toda la batería de policías argumentando que
la seguridad de los mexicanos debía recuperarse.

A cinco años de su gestión el resultado es alarmante: más de 40,000 muertos
por el combate a la delincuencia organizada. Asesinatos entre los grupos
ilegales, personas ultimadas por fuerzas gubernamentales, ataques violentos a la
sociedad civil y de acuerdo con el DIF hasta marzo 2011 se estiman mas de 40 mil
huérfanos. En general, el número de homicidios aumentó estrepitosamente en casi
todas las entidades federativas, por lo que la problemática de la violencia no es
aislada, ha permeado en todo el territorio nacional y tiende a ser creciente.
Por otro lado las detenciones por delitos contra la salud en la modalidad de
consumo han aumentado, mientras que los peces gordos siguen sueltos. El Estado
de Guanajuato es una muestra de quienes son los que viven el injusto y exagerado
encierro; tan solo del 2000 al 2010 fue una de las cinco entidades con mas
detenidos por delitos contra la salud en esta modalidad. También el número de
consumidores de drogas ilegales ha crecido en los últimos años. Principalmente en
el consumo de cannabis, cocaína e inhalantes.

Se entiende que se busque disminuir el tráfico ilegal y es comprensible que
persigan a las organizaciones criminales; lo que no es concebible es la estrategia
tan costosa para perseguirlos que no ha permitido invertir en otro rubros que a
largo plazo traerían resultados mas benéficos para la sociedad. Es injustificable
que una estrategia enfocada en “recuperar la seguridad de los mexicanos” nos
ponga en un riesgo mayor al pasar los años.

Este gobierno ha criminalizado a consumidores y ha violentado todas las entidades
sin dar opciones realistas para salir adelante, mientras otros países (que no son
muy distintos al nuestro) buscan reducir los daños. Hace una década Portugal
decidió eliminar la criminalización a todo tipo de substancias, incluyendo la
heroína y la cocaína. Pese a todos los pronósticos contrarios disminuyó sus niveles
de violencia y fue el país que presentó el menor uso de drogas, como la marihuana
en todo Europa.

Existen alternativas. Recuperar experiencias exitosas, identificar que existen
posibilidades distintas frente a la actual política de drogas, tener presente que
los muertos son de todos y el dolor de un preso debiera ser el dolor de todos.
Hoy vivimos de luto pero no solo por los que se fueron sino por los que vendrán.
Habrá que replantear la estrategia y tomar en cuenta que el consumo y el tráfico de
drogas son una realidad. Reconocer que las medidas punitivas no han funcionado
como se tenía previsto.

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