21 de febrero de 2009

La participación política mas allá de las organizaciones formales de poder


La era de la Reforma Electoral llegó, desde 1977 hasta 2007.  Cada una en  su tiempo  fue una válvula de escape para los conflictos políticos y para que la ciudadanía no se organizara en contra del gobierno en turno, se ha logrado una democracia electoral, donde nosotros como ciudadanos nos limitamos a participar políticamente cada elección, el compromiso entre representantes y representados sólo se pacta en las urnas.

Pero  la democracia participativa, que nos puede llevar a la verdadera consolidación de un sistema democrático,  se encuentra en pañales,  la concepción del termino involucra una participación mucho mas directa de los ciudadanos con las decisiones que los gobernantes toman, esto en México no sucede en principio porque no tenemos una ley que promueva el referéndum en temas decisivos para el país.

 

Pero, hablemos de los logros y pongámonos en contexto: Las modificaciones electorales a lo largo del tiempo han logrado que un número bastante aceptable de nuevos actores políticos entren en la jugada, el pastel ahora, se reparte en rebanadas mas pequeñas, pero el mecanismo político que se toma a partir de la cultura partidista, sigue siendo el mismo, un sistema político que no sólo excluye a los ciudadanos y ciudadanas en términos de evaluación de sus gobernantes, sino que también   limita la participación política activa a las filas de un partido para poder ser elegido. ¿Qué posibilidad nos queda si no somos completamente afines a un partido, si el ser militante e iniciar una carrera política implica la entrada al escabroso mundo de la confrontación entre ideales y principios éticos y  oportunidades políticas? ¿La apatía?, ¿la indiferencia?, ¿el conformismo del menos peor es el que recibe mi voto?, ¿el grito silencioso de nuestras necesidades?

Me parece que no, que el espectro informal de la participación nos brinda espacios de exigencia donde la voz y la organización ciudadana a partir de una causa o tema especifico son nuestra principal herramienta para mostrar que estamos presentes y atentos a lo que se discute, se consensa y se decide.

 

La participación política mas allá de las organizaciones formales se  define como actividades de grupos ciudadanos y de sus líderes para resolver problemas que les afectan directamente. Si bien esto ocurre  en todos los sistemas políticos se da mucho más en países donde los partidos son poco confiables y donde las organizaciones formales carecen de los recursos y de las capacidades para resolver las necesidades y los problemas de la ciudadanía, por otra parte la definición que precisa María Fernanda Somuano me parece importante,  ya que además de tomar en cuenta lo anterior propone que ésta participación involucra cualquier esfuerzo por incidir en políticas publicas sobre el tema en cuestión incluyendo la entrada a la agenda política de temas relevantes para las y los ciudadanos organizados.

Un problema serio dentro de nuestro sistema político es que la mayoría de las programas o políticas públicas no incluyen la perspectiva ciudadana de  necesidades, problemas y soluciones que podemos llegar a plantear.

Pero no quiero ser del todo pesimista, porque a mi ver han habido ciertos avances en la materia que nos hacen creer que es posible y necesaria esta participación, pongo dos  ejemplos:

 

Chile: Los pingüinos

México.  Despenalización del aborto

 

Si bien, no es de mi interés entrar en polémica sobre el tema en este momento, es importante recalcar que la despenalización del aborto en la ciudad de México es una realidad por el trabajo que las organizaciones de la sociedad civil desempeñaron.

Siguiendo el ultimo ejemplo veamos algunas cifras que ilustrar el panorama de participación de las mujeres y los jóvenes dentro y fuera de las organizaciones formales.

 

Si bien las mujeres representamos el 52 por ciento de toda la población mexicana, adquirimos  el derecho a ser votadas y a votar a nivel nacional hasta 1953.

Del total de municipios en México, las presidencias solo son ocupadas en un 3.5 por ciento por mujeres.

En América latina el porcentaje promedio de curules para las mujeres está en 17.5  en México , el congreso solo esta conformado en un 21.5 por ciento por el genero femenino. Mientras que en argentina ocupa hasta un 35%.

Solo diez mujeres han desempeñando el cargo en una secretaría de estado.

Sobre cargos medios y altos de funcionarios públicos, solo el 27.4%

En el caso de los jóvenes los datos también son importantes:

Representamos el 35% del electorado, pero solo el PRI y el PRD han puesto cuotas de participación del 30 y 20 por ciento respectivamente.

El desinterés por la política llega casi al 35 por ciento en los jóvenes. Mientras que el 22 por ciento dice haber pertenecido a alguna organización política o social, esto encuesta nacional sobre juventud realizada en el 2000.

 

 

A pesar de que las condiciones de participación política en México no son las óptimas existe un espacio que podemos ocupar, el de la exigencia, el de la redignificación de la política a partir de nuestro actuar. La pregunta salta a la vista,  ¿Cómo participar políticamente en temas que nos afectan o que simplemente nos interesan? Como hacer que otros participen?

Para eso me parece que no hay una receta exacta, pero creo tener algunas nociones. Para iniciar un papel activo en la sociedad es preciso informarse y formarse sobre el tema que queremos abordar, difundir lo aprendido, hablar con quien se deje sobre el tema, no ver un hecho o fenómeno político solo desde la perspectiva en que se nos presenta, buscar distintas visiones,  insistir, decir no de manera inteligente, explicar por qué no y como sí, pero sobre todo, tomar la iniciativa de organizarnos  para que nuestra voz sea tomada en cuenta.

 Es evidente que hay limitantes, sobre todo en el ámbito de la acción política y social recalco tres.

Cuesta mucho dinero ser sociedad civil organizada, el solo tramite ante una notaría cuesta alrededor de quince mil pesos lo que pareciera que solo la clase media o aquellos que tienen cubiertas sus necesidades básicas pueden ejercer cualquier trabajo ciudadano, parece difícil pero no es imposible.

Las cuotas electorales solo han permeado en la participación de las mujeres y no de otras minorías.

El tema de las candidaturas ciudadanas en nuestro país apenas inicia la carrera hacia un verdadero debate.

Para terminar, Con respecto al panorama político que tenemos, yo abogó por quitarnos el saco de la indiferencia y del escepticismo, dejemos de creer que buscar a nuestros representantes es una perdida de tiempo, es todo lo contrario, exijamos rendición de cuentas económicas, políticas y sociales a nuestros representantes locales, estatales y  federales, haciendo del contrato electoral una realidad.